DIBUJARLO TODO


una conversación con Lluís Alexandre Casanovas Blanco



Un martes por la mañana, vía zoom, aprovechamos el encierro pandémico para conversar a través del Atlántico con Lluis Alexandres Casanovas Blanco.
En la conversación participan, como invitado especial, Darío Graschinsky. Como parte de FAN, Pedro Magnasco, Constanza Chiozza y Leandro Cappetto.





Lluís Alexandres Casanovas (LAC)

Cuando ojeé FAN por primera vez, la verdad es que me sorprendió gratamente. Creo que es porque (y asumo la culpa) asocio la arquitectura en Chile o Argentina con propuestas como las de Aravena o Radic, con una obsesión técnica y material. Vosotros, parece que estáis en otra onda, con preocupaciones que van más allá de lo formal ...


Leandro Cappetto (LC)

Para comentar, breve, sobre Chile. Chile tuvo un boom arquitectónico hace unos años con Aravena, con Radic, con Puga, Pezo von Ellrichhausen: el pequeño starsystem local, que se articuló muy bien globalmente. Se hilaron bienal de Venecia, Pritzker, Serpentine, en muy pocos  años. Todos arquitectos de la misma escuela, dando clases en los mismos lugares, construyendo para el mismo sector socioeconómico en los mismos paisajes. Con algunas excepciones, y a eso vino una reacción. Ya van diez años de construir un discurso un poco más crítico de que la arquitectura puede pensar la cultura más allá de construir las segundas o terceras viviendas de las clases acomodadas y se ha ido tejiendo una red, que obviamente es mucho más frágil y está mucho menos firme, porque está en movimiento. Me hace pensar en los fines de los noventa, principios de los 2000, en España, donde empezaron a surgir un montón de colectivos. Acá ya hay diez/quince años de eso que se mediatiza mucho menos.


Pedro Magnasco (PM)

Yo creo que es bien distinto en Buenos Aires, que vio de costado ese boom chileno y que también tiene una cultura muy disciplinar y profesionalista. En el sentido de que la formación es y va a seguir siendo de diploma y con título habilitante, lo cual borra su rol cultural. Yo creo que hay cierto caldo de cultivo distinto al chileno. Chile tiene a flor de piel diferencias muy grandes entre sectores sociales. La realidad argentina es distinta, tiene fenómenos como el peronismo, que vuelven distintas muchas partes de la cultura, pero hay cada vez más conciencia de que la arquitectura es cultura, se consume de la misma manera y lleva a los mismos problemas que otras disciplinas como la literatura. Acá la literatura está muy asociada a la cultura y cuesta entender en ese sentido el rol de la arquitectura. Hay experiencias como la de A77 y M7red que construyen una genealogía interesante. FAN es un intento de potenciar esas cosas... otredades a lo profesional y una vista más cultural del problema de la arquitectura. 

Para empezar, por lo que habíamos hablado por mail, podemos retomar por el rol del interiorismo en tu trabajo tanto en los diseños como en las investigaciones curatoriales o académicas. Creemos que en el interiorismo se pueden develar cuestiones que nosotres como arquitectes por lo general ocultamos o nos parece que es de otra clase o que tiene que ver con el uso en el mal sentido. La experiencia del Real Estate Boom House o After Belonging y Airbnb y también con los campos de refugiados nos interesan. ¿Qué potencial le ves a esta agencia política de los interiores? Podemos sumar una reflexión sobre estos mundos: el proyecto o el diseño y la investigación y los distintos tipos de investigaciones. Por ejemplo, una bienal permite otro tipo de especulación y lo académico requiere consistencia.


LAC

En realidad, lo que estamos discutiendo tiene mucho que ver con mi concepción de la arquitectura. Muchos arquitectos y arquitectas suelen elegir como sustrato para diseñar elementos que consideran exclusivamente arquitectónicos: se trata de aspectos formales o materiales, como la luz, la topografía o las texturas. Yo, como hacen otros compañeros y compañeras, elijo trabajar desde los conflictos políticos que se dirimen en la vida diaria. Estos me resultan mucho más sugestivos que las aproximaciones formales que acabo de describir, y también implican unas materialidades específicas. Diría que es casi una decisión metodológica. En cierta medida, la dicotomía entre una aproximación puramente arquitectónica (es decir, formal y material) y una aproximación extra-arquitectónica (es decir, sociopolítica) es falsa: ambas cosas se entremezclan, y es imposible aislar la una de la otra. Hay aspectos políticamente relevantes que son, a su vez, materialmente sugestivos. A pesar de mi aproximación sociopolítica, también me interesan la tecnología y los materiales, pero no como fin último, sino como herramientas para contribuir a fenómenos más amplios.

Real Estate Boom House, Cardedeu, Barcelona, 2018. Fotografía de José Hevia



PM

En ese sentido, me interesa la representación de la arquitectura en los medios, en las redes sociales y su relación con el deseo. El rol del deseo en sentido de que se representa algo, después los modos de vida... hay ahí una cuestión que me parece interesante. La televisión y el interiorismo comparten esta idea del “set”. Hoy en las redes sociales todos reproducen sus vidas y deseos. En tu trabajo hay una idea muy consciente y productiva de cómo representar la obra y cómo trabajar las representaciones... Volviendo a lo de airbnb y la fotografía y los campos de refugiados, la arquitectura no sólo se dirime en lo fenomenológico sino también en su representación. Encima con las plataformización es cada vez más difuso, y se va fractalizando y reproduciendo de maneras más dinámicas.


LAC

Personalmente, uso mucho las redes sociales. Pero no lo hago únicamente con fines publicitarios –que es innegable–, sino también porque es el único foro en el que controlo enteramente el discurso alrededor de mi trabajo. Por ejemplo, en el caso de una entrevista, hay alguien que pregunta, alguien que edita las respuestas según sus intereses … Pero en las redes sociales, uno puede elegir como se presenta a los demás, sin intermediaciones ni interferencias… El acceso directo a una determinada comunidad me parece muy potente. Sé que este intento de control puede parecer un poco autoritario… Hito Steyerl habla de la contemporaneidad de la “imagen pobre,” de esos archivos a poca resolución que nos pasamos de unos a otros; imágenes donde el valor no está en su calidad, sino en su carácter comunitario y compartido. Pero cada vez que, de casualidad, encuentro en la red una imagen de alguno de mis proyectos pixelada, o que con el tiempo ha dejado de gustarme, no puedo evitar ponerme nervioso… Esto seguramente sea un síntoma de mi concepción bastante parcial de las redes.

También creo que es importante que la arquitectura aparezca en circuitos de difusión no especializados; que se amplíe el espectro de los que discuten arquitectura y que llegué a los públicos que las habitan y las financian. Durante la Trienal de Oslo, discutíamos con mis compañeros la necesidad de sincronizar las revistas de arquitectura y la prensa generalista. Si cogemos un periódico un día cualquiera, veremos que sus páginas están llenas de artefactos arquitectónicos: casas, infraestructuras, equipamientos, … pero esas arquitecturas poco tienen que ver con los ejemplos que pueblan las revistas de arquitectura. Creo que hay que hacer un esfuerzo disciplinar por abordar los aspectos espaciales que implican a un mayor número de gente, que afectan las vidas diarias de un sector más amplio de la población. Es por eso por lo que me parece tan importante que la Real Estate Boom House, que revisa un imaginario popular sobre la vivienda, fuera objeto de un vídeo de la directora Joana Colomar para la plataforma audiovisual Nowness, de la firma francesa de lujo LVMH. O que la revista australiana Assemble Papers eligiera fotografías de este proyecto para ilustrar una entrevista a la socióloga Saskia Sassen sobre economía y ciudades globalizadas. Situar un objeto arquitectónico en el centro de debates extra-arquitectónicos me interesa más que hacer una contribución significativa a la disciplina.


Darío Graschinsky (DG)

Yo puedo retomar algo que dijiste que me pareció muy interesante, que es esta idea de buscar la arquitectura en un periódico normal y viceversa. La idea de sincronizar saberes me parece súper interesante y pensaba en el proyecto curatorial para la trienal de Oslo, After Belonging, y pensaba en otros títulos que también son consignas de otras bienales que se hicieron en los últimos años como "Freespace", "How will we live together", o "Everyday" en San Pablo. Todos son títulos o también proclamas hechas desde cierto activismo. ¿Vos crees que se está desarrollando un sentido común o una mirada más positiva o más real sobre la arquitectura? ¿Identificas este momento con cierto optimismo? Para mí hay un corrimiento de los lugares más diseñados cuando los arquitectos son curadores. Los arquitectos llevan los relatos curatoriales a lugares donde hay menos arquitectura paradójicamente.


LAC

Tienes toda la razón. Uno de los principales problemas es también cómo se ha musealizado la arquitectura a través del circuito de bienales y trienales. La arquitectura no es una obra de arte que puedas traer al espacio expositivo y contemplar directamente. Entonces, ¿cómo explicamos la arquitectura a un público más general? ¿Es interesante el edificio o las comunidades que se construyen a su alrededor? ¿Su fachada o las políticas a las que contribuye? ¿Su planta o los deseos a los que responde? El comisariado exige tomar partido, y creo que eso revela las agendas que subyacen algunas arquitecturas que se nos presentan como socialmente progresistas. Por ejemplo, en la Bienal de Aravena, Reporting from the front, se defiende la idea heroica del arquitecto propia de la modernidad. El comisariado de Aravena nos revela una agenda que casi se encuentra en las antípodas de lo que mantenía en Elemental. Mientras en sus proyectos nos habla de la participación de los usuarios en los procesos de diseño y construcción, en la Bienal reivindica al arquitecto como figura solitaria que lidera estos procesos. Para Aravena, el arquitecto debe estar en el frente, adelantado. El “reporting” del título nos habla casi de la idea romántica del periodista que arriesga su vida para documentar qué ocurre en la primera línea de fuego de una guerra.

On Residence Exhibtion. Oslo Architecture Triennale 2016: After Belonging. A Triennale in Residence, On Residence, and the Ways We Stay in Transit. Con Ignacio G. Galán, Carlos Mínguez Carrasco, Alejandra Navarrete y Marina Otero. DogA, Oslo. Fotografía de Istvan Virag


DG

Es cierto que también esconden ambigüedades. Aunque tampoco sé si las esconden demasiado. Recordaba que, por ejemplo, en la bienal de Venecia cuando se armó Freespace existía este pabellón alternativo y autónomo que no dependía de ninguna nacionalidad: el Cruising Pavilion. No recuerdo los autores, pero es un colectivo, que armó el pabellón y recuerdo que una de las piezas que armaba la exposición era una especie de montaje en que reemplazaban el "freespace" de la plataforma curatorial de Grafton por la palabra "cruising" y el texto cobraba total sentido. Entonces, reflejaba la ambigüedad de esas descripciones.


LAC

El ejemplo del Cruising Pavilion me parece muy acertado. En el momento en que una práctica que podemos considerar de excepción –como históricamente lo ha sido el “cruising” – se incorpora sin ningún tipo de fricción a una bienal, algo chirría. Homologar prácticas subversivas, de colectivos sistemáticamente marginalizados, a producción arquitectónica convencional como pueda ser la construcción y diseño de equipamientos culturales (sobrerrepresentados en las exposiciones de la Bienale comisariadas por las Grafton) desactiva por completo la singularidad de estos modos de pensar el espacio y la aportación de estas comunidades. Hay que resistir la absorción de prácticas de disenso por parte del neoliberalismo económico.


LC

Estuve viendo la charla que diste en la Escuela de Arquitectura de Alcalá y empezas con un video muy interesante. Un encapuchado, que presuponemos todos que es británico, se propone quemar la bandera de la Unión Europea y se enfrenta a la realidad material del proyecto europeo. Ahí se me abren dos caminos. Por un lado, una pregunta de qué es Europa. En FAN nos ha interesado mucho pensar qué es América Latina, qué hay entre Buenos Aires y Santiago. Para nosotros pensar nuestro territorio es inevitable sin cruzar el proyecto colonialista y del extractivismo contemporáneo. Esas dos cosas atraviesan el continente. Nos preguntamos, más allá de la Europa como proyecto político, ¿qué es Europa como territorio? Creo que After Belonging gira mucho con eso. Por el otro lado, el momento en que un cuerpo humano se enfrenta a un proyecto político de una forma tan material como en ese video y sale derrotado. Yo no solidarizo con la causa del encapuchado en este caso específicamente. Pero sí solidarizo con su intento, con su lucha, con David contra Goliat. Pienso en las imágenes de los encapuchados acá en Chile hace un año, en las batallas campales contra los carabineros, tirando bombas molotov contra blindados de 14mm. Ahí sí solidarizo, no con la violencia tan cruda, pero sí con un proyecto político emancipatorio. Me gustaría que nos cuentes más de por qué elegís ese video y para dónde va.


LAC

Creo que ese vídeo ilustra, de manera muy pedagógica, la estrecha relación que existe entre política y diseño. De alguna manera, el vídeo ejemplifica como la identidad nacional, sexual, religiosa, … tiene implicaciones materiales en los objetos, los espacios, las arquitecturas y los urbanismos que nos rodean. No se trata sólo de que el diseño sea político, sino de entender que la política se diseña. Ciertas políticas van acompañadas, cómo tú dices, de carros blindados. Para mí, es muy importante entender que las políticas requieren artefactos, que se construyen a través de materialidades y objetos.

Una de las discusiones arquitectónicas que creo han sido más relevantes en los últimos tiempos es el debate que existe en Estados Unidos alrededor de la participación de los arquitectos en el diseño y construcción de cárceles. ¿Qué implica participar en la materialización de un espacio que funciona indudablemente como un mecanismo de consolidación del racismo estructural? En España, por ejemplo, algunos de los edificios realizados durante la década de los noventa y principios de los dosmiles son de una calidad innegable, pero creo que es importante cuestionar su necesidad o idoneidad. ¿necesita un pueblo de setecientas personas un auditorio con tres salas? ¿Cuántas ciudades españolas pueden gestionar un aeropuerto? Creo que, a más de una década de la crisis de 2008, va siendo hora de abordar la responsabilidad de los arquitectos en la urbanización depredadora del territorio.

Un caso que he estudiado durante años y me fascina es el del Park Avenue Armory de Nueva York, reformado con todo lujo de detalles por Herzog y de Meuron entre 2006 y 2015. En la última planta del edificio existe, desde mediados de los ochenta, un albergue para los sin-techo. Este espacio no se incluyó en el proyecto de reforma de los arquitectos suizos, lo que puede llevarnos a conclusiones precipitadas. Después de varias entrevistas, supe que Herzog y de Meuron insistieron en adecuar también el albergue, pero fue la propia institución (el cliente) la que lo desestimó. Aquello que el arquitecto materializa no necesariamente lo ha decidido soberanamente. Su decisión casi nunca es libre y creo que ahí radica la singularidad de la profesión. El arquitecto, más que tomar una decisión, conjuga los intereses y deseos de los varios agentes que confluyen en el entorno construido.


PM

Como decía Leo, desde FAN nos interesa pensar la relación de fuerzas entre el colonialismo y el extractivismo,  tan evidentes  acá, pero también impregnadas en Europa. Me interesa eso, ¿cómo construís Europa desde entender ese tipo de fuerzas? Creo que tienen otras complejidades, otras fuerzas, etc. Tu mirada con la inmigración nos interesa, ¿qué idea ves vos de Europa? No tanto del proyecto sino del territorio.


LAC

Desde hace unos meses vivo en Madrid. Por un lado, la ciudad fue la capital de una expansión imperial depredadora, pero España cayó progresivamente en desgracia durante el siglo XVII y XVIII. Por otro lado, Madrid es Europa, claro; pero es el sur de Europa. Y, como tal, es un país moldeado por los intereses de una industria turística al servicio del norte. Pienso que este carácter ambivalente lo hacen un lugar muy interesante desde donde repensar el proyecto europeo.

Pero ¿cómo construir Europa ahora, y qué papel puede tener la arquitectura? La gestión de la deuda externa desde 2008 –el llamado “austericidio” en el sur de Europa – y de la crisis migratoria de Siria que ha hecho la Unión Europea han provocado en mi generación un desencanto generalizado sobre el proyecto europeo. Hoy por hoy, este no resulta un ilusionante, como podría haberlo sido unas décadas atrás. Europa ya no se construye como una entidad, sino como una relación de tensiones en equilibrio frágil que nos lleva a hablar de muchas Europas. Como supongo que habrá, también, muchas Latinoaméricas…


PM

Son cosas que también nos tocan acá. En Chile todas las pujas que contaba Leo que también están manifestadas en esto, el blindado, el fuego, los manifestantes. Acá en Argentina se da con otras dinámicas, pero tuvimos un gobierno nacional de derecha de cuatro años y creo que los efectos son muy radicales acá también. Cuando de repente un gobierno neoliberal le pasa por encima a una economía frágil  genera un shock. Me parece que lo interesante es que hay cosas parecidas y modos de acción parecidos en distintos lugares con realidades totalmente distintas. Creo que lo geopolítico es fundamental también. Lo que decíamos de abajo a la izquierda. Hay un abajo a la izquierda geopolítico también, y la globalidad de nuestros territorios se dirime por ahí.


LAC

Hace poco se inauguró una retrospectiva de Cecilia Vicuña en el Centro de Arte 2 de mayo (CA2M) en Móstoles, Madrid. En una de las piezas, usaba la letra de la canción “El violador eres tú” de Las Tesis. Su popularización ilustra muy bien cómo, a pesar de la especificidad de un contexto (en este caso, chileno y argentino), puede fraguarse en cualquier lugar una solidaridad, una empatía y unas redes afectivas que se extiendan a otros espacios. Aunque el problema no sea exactamente el mismo en todos los lugares, pienso que es importante imaginar estrategias de lucha compartidas. Hemos pensado la globalización desde lo económico, pero hay otra globalización posible: la globalización de la empatía, de la solidaridad, de los afectos… Así que el que está abajo a la izquierda puede llegar a ser muy relevante, ¡cómo se ha demostrado!  


PM

En ese sentido yo creo que una potencia de acá es ensayar afectividades. Es muy complicado, pero creo que lo de “Las Tesis” es una muestra de eso. Debemos pensar la manera de relacionarnos en medio de situaciones que son siempre tan inestables que requieren de mucha construcción y perseverancia en el afecto. Yo creo que esa sí es una potencia del abajo a la izquierda.


LAC

Tienes toda la razón. Hay algo ahí, en este navegar situaciones políticas convulsas, que resulta valioso. Yo vivía en Estados Unidos cuando Trump ganó las elecciones. La reacción que provocó en la intelligentsia neoyorkina fue bastante reveladora. El catastrofismo de sus discursos ponía de manifiesto la consideración que Estados Unidos era el centro del poder político mundial. La caída de EE. UU. en manos de Trump era, para ellos, excepcional y de una afectación universal. Recuerdo perfectamente la queja de mi amiga María Alejandra Linares, una arquitecta peruana brillante, que comparaba la situación con la constante inestabilidad política, el racismo institucional, y la injusticia social en el Perú de las últimas décadas. Los peruanos han aprendido a detectar fisuras productivas en estas condiciones, no se han quedado paralizados excepcionalizándolas. Sólo cuando la vida de los norteamericanos se ha visto afectada por fenómenos como el fascismo, el populismo o la post-verdad, estos temas han pasado a ser preocupaciones a escala global. No me gustaría que pareciera que saco mérito a los esfuerzos de oposición a Trump de la academia y de los intelectuales, pero creo que su actitud demuestra la necesidad de descolonizar sus sistemas de pensamiento. En alguna conferencia de alguna Ivy League a la que asistí entonces hasta se planteó la imposibilidad de producir arquitectura ante el clima político-social instaurado por la administración Trump, la necesidad de parar toda actividad. Esto ignoraba que, bajo condiciones de inestabilidad política, se han producido y se siguen produciendo arquitectura, pensamiento, y sistemas de afectos transformadores. No quiero romantizar la acción cultural bajo gobiernos reaccionarios o situaciones de escasez, pero tampoco estoy de acuerdo en obviar que esas son las circunstancias en las que una parte importante del planeta vive.


LC

Me interesa volver a tu mención sobre las cárceles de Estados Unidos como un problema arquitectónico. Cuando hablábamos de Europa te preguntamos por estos vectores y empezaste a hablar de la inmigración y de la neocolonización interna que hay en Europa. Hablaste de la arquitectura del Boom de los 90s. Pienso en el muro, en el proyecto arquitectónico de Trump, pienso en la bandera de la Unión Europea como otra manifestación material. Pienso que en After-Belonging se habló mucho de los centros de refugiados. Pienso en Benidorm, en esos 90s playeros en el Mediterráneo, tan cargado, y pienso en la Real State Boom House. Aparecen estas súper arquitecturas de la cárcel, de los muros de miles de km, aparecen las hermosas y desquiciadas obras de Miralles y aparece tu remodelación. ¿Cómo lo ves? Yo pienso en Europa y pienso en tu remodelación: así como había un proyecto de continente, en la discusión entre Miralles y Koolhaas, a fines de los 90s, había una discusión sobre Europa. Yo hoy veo tu remodelación y también pienso en Ricardo Flores y Eva Prats, y su cuidado por la remodelación, con una agenda distinta a la tuya, pero que han intentado llevar a la remodelación una discusión que de alguna manera se puede leer en este tránsito continental.


LAC

Me parece una maravilla que lo leas así. Creo que mi trabajo tal vez tiene algo de proyecto europeo, sí: pero es un proyecto europeo incómodo. No busca la celebración de unos privilegios históricos y su revitalización, sino que pretende una revisión crítica de los modelos heredados. Me interesan más las ruinas del proyecto europeo que fue que el proyecto europeo que algunos creen que aún es. En ese sentido, la operación de Flores y Prats en la Sala Becket me parece muy interesante. Más que la materialización del proyecto me atrae su carácter analítico, su voluntad de rescatar hasta el más ínfimo detalle en un contexto de precariedad económica post-2008. Hay una consideración pormenorizada de cada elemento, sea una moldura o una columna, y no una idea preconcebida sobre adaptación espacial o coherencia material. En ese sentido, cuando empecé a trabajar en la Real Estate Boom House, mis amigos arquitectos insistían en que lo primordial era deshacerse del suelo porcelánico que imitaba mármol rosado y eliminar el gotelé (la textura de goteado) de las paredes. Pero si uno se acerca a la casa desde la preconcepción que lo que funciona siempre es el “blanco y parqué”, nunca descubrirá una serie de aspectos singulares que atraviesan la arquitectura original de la casa. Acercarse a un objeto con una mirada desprejuiciada te permite trabajar con materiales inéditos que jamás hubieras llegado a considerar.


Real Estate Boom House, Cardedeu, Barcelona, 2018. Fotografía de José Hevia



DG

Esta mirada desprejuiciada me hizo acordar algo que mencionaste al principio acerca de abandonar dicotomías no escogidas, o que alguien más escogió para nosotros y nosotras mientras estábamos distraídos para decirlo inocentemente. Pensaba en esto que decías recién de la Real State Boom House sobre aquellos elementos singulares o característicos que se deciden señalar o incluso exagerar a partir de ciertos procedimientos, en general a partir de su construcción tecnológica o técnica. Por ejemplo, pienso en el candelabro de neón o en la cortina que rodea la escalera y que vos describiste con un peeling de la escalera anterior, en una especie de procedimiento químico que se le hace a la estructura original. Para mi hay una exageración de esas características más propias de ese interior y me preguntaba si en esa celebración de eso que otro podría considerar horrendo o cercano a la estética de lo feo, y muy lejano a esta operación de planchar un interior eliminado cualquier rastro de su lenguaje operación. ¿Cómo describirías eso con relación a tu práctica? ¿Hay algo de lo queer aplicado a un proceso de arquitectura o diseño en general que está en juego?


LAC

¡Hacéis unas descripciones increíbles de mi trabajo! Os estoy muy agradecido. La Real Estate Boom House parte de una mirada desprejuiciada a la arquitectura existente; del cuestionamiento de aspectos que creemos neutrales, como pueda ser la idea de “buen gusto”. Cuando pensamos que una pared blanca y perfectamente lisa, o que un suelo de madera con los listones anchos son siempre una solución de mejora, estamos naturalizando ciertas estéticas y los modos de vida (burgueses) que los producen. Pero no todo el mundo puede consumir ciertos materiales. La noción de “buen gusto” es, sobretodo, un mecanismo de segregación social. Una distinción entre quien puede acceder a mármoles auténticos, por ejemplo, y quien debe conformarse con suelo porcelánicos de imitación de mármol. Una de las tareas que, a mi parecer, tienen más relevancia política hoy en día es el desmantelamiento de cualquier gradación que distinga lo adecuado de lo inadecuado.


PM

El rol del dibujo, que también me parece que tiene que ver con lo catalán, con estos dibujos con mucha información, con planos y vistas concertadas, con información constructiva, y color, que está en los proyectos pero en los documentos también es muy operativo para el proceso de diseño. Genealógicamente, como hablamos antes de Miralles, yo creo que hay algo mirallesco en el rol que le otorgas a la representación como búsqueda y cómo representación de fuerzas, vectores, etc. ¿Qué lectura o qué rol tienen los dibujos?


LAC

Hay dos técnicas contemporáneas de representación arquitectónica que, para mí, son fundamentales: la que empleaba Miralles, y la que usa Sejima. Parecen dos modelos muy diferentes, pero en el fondo, creo que comparten estrategias similares. Miralles, por ejemplo, usa en sus dibujos un único ‘rotring’: se ciñe a un mismo valor de línea para todo lo que dibuja, ya sea un banco, una pared, un fluorescente. En los dibujos de Miralles, a veces no sabes si el vector de fuerza que representa una línea va a ser una madera en el suelo, como en el caso del Cementerio de Igualada, o una inscripción en el techo, como en el caso del Parlamento de Edimburgo. Creo que este momento de suspensión desjerarquiza los elementos constructivos. En la escuela de arquitectura nos insisten, desde muy temprano, en que un muro estructural es más importante –material y conceptualmente– que un tabique. Un tabique es más importante que, por ejemplo, una cama. Esta jerarquía mantiene que un muro es más importante espacialmente de lo que lo es una cama, y por tanto, es “más arquitectónico”, ¿verdad? Nunca equipararías las cualidades espaciales de un muro a las que tienen las zapatillas sudadas que dejas en la puerta de casa cuando entras. Pues bien, exactamente esa subversión es lo que Sejima propone en sus dibujos. Las paredes devienen una única línea, sin grosor; exactamente el mismo trazo con el que dibuja los zapatos, las plantas, las tazas de café, o los floreros que ocupan un espacio. Para Sejima, todos estos objetos –o la mera posibilidad de que existan algún día en su arquitectura– son fundamentales en un edificio.


Axonométrica de la Cúpula Gesell. Aesthetic Behavior; Developmental Sequences. Con Gabo Camnitzer. Nurture Gallery, Brooklyn, 2019.



Creo que la obsesión por incluir en un dibujo cuantas más cosas mejor rompe las jerarquías en las que lo construido––que es lo que el arquitecto propone–– es siempre más importante que el uso y la apropiación del espacio que hace el usuario. Por eso, para mí, es importante dibujar minuciosamente un muro, pero también una orquídea, un mosaico o un gato. Son elementos que, en el fondo, sacan peso a la concentración de poder que ostenta el arquitecto y lo otorgan a otros agentes y a sus estrategias espaciales. A veces, mis dibujos pueden no resultar súper legibles, a pesar de que incluyo explicaciones superpuestas como mediciones, diagramas, o vistas diferentes. Mis proyectos no son conceptualmente monolíticos, sino que están en medio de todas las cosas que aparecen representadas: la estructura, la estatua de una virgen, un jarrón de flores, una pared, un pavimento... 


Planta. Niño de Elche: Auto Sacramental Invisible. Una aproximación sonora a Val del Omar. Con Niño de Elche y Miguel Álvarez-Fernández. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2020.



Más allá de esta lógica proyectual, mi manera de dibujar se opone, de alguna manera, a las axonometrías en blanco y negro a lo San Rocco y a los omnipresentes collages à la Office KGDVS o Fala Atelier. En referencia a lo que hemos hablado, creo que la vuelta al collage sí puede considerarse, sin ninguna duda, un proyecto europeo; un proyecto burgués europeo. Todos estos estudios recurren, en cualquier situación, a fragmentos de pinturas de Henry Rousseau o de David Hockney, como si se tratara de experiencias universales. Poner una alfombra persa en el collage de unas viviendas de protección oficial me parece impositivo y desinformado: hay otros imaginarios de vivienda igual de interesantes y más ligados a otras proveniencias sociales.


Nuevo Reino Mineral: Masterplan para la Cala Advocat, Alicante. Con Tat Bonvehí y Seth Denizen (Thinking through Soil). Concurso, 2021.



LC

Contra el blanco y el parquet, sobras y despilfarro. En relación a los dibujos, siento que hay una apuesta en muchos de ellos, que veo en una genealogía y en una familia contemporánea también, encuentro una apuesta barroca. Usando el barroco en su potencia. No me refiero a ese barroquismo que se intentó usar como un desmedro. Sino a uno donde hay un culto, una desjerarquización, una lucha contra la modernidad. Pero sobre todo una lucha contemporánea contra los proyectos de austeridad, contra las imágenes de la austeridad. Como en el caso del proyecto europeo, acá también somos muchas veces víctimas de los avances del neoliberalismo y sus políticas de austeridad. De alguna manera los dibujos que se trasladan a los proyectos construyen unas atmósferas muy difusas, muy difíciles, que no solo ponen en crisis la jerarquía sino que ponen en crisis las diferenciaciones, pero liberan la potencia de la diferenciación. En los dibujos de tus proyectos uno se mete y queda perdido. Hay una experiencia muy material de esa pérdida, donde la jerarquía de la idea, tan histórica, tan poderosa, tan hegemónica, queda muy postergada por una experiencia de recorrer el dibujo.


LAC

Tu explicación me resulta muy sugerente. Ese barroco, esa exuberancia del dibujo es, para mí, una manera de oponerse no sólo a la nueva arquitectura europea de lo esencial– una arquitectura que bebe de las formas tipológicas de Rossi–, sino también al discurso oficial de la arquitectura catalana como espartana, pertinaz, minimalista en su representación y ejecución. En clave local, también creo que esta manera de representar es un posicionamiento respecto a la situación actual de los jóvenes arquitectos y arquitectas en España. Las diferentes crisis han hecho que las generaciones precedentes buscaran asegurar su hegemonía a través de un sistema de concursos públicos y encargos administrativos clientelar. Ahora que en la oficina estamos participando en bastantes concursos, me he dado cuenta de cuan difícil es acceder a proyectos de un tamaño relativo. Para presentarnos a un auditorio, por ejemplo, nos piden haber construido edificios con una superficie mucho mayor a aquella para la que estamos concursando. Es una especie de mecanismo que asegura el status quo, que sólo se puede esquivar a través de vínculos familiares o asociaciones entre arquitectos emergentes y consolidados. Así pues, la exuberancia en el dibujo es un posicionamiento que comparto con muchos compañeros de generación, cómo Lys Villalba, Enrique Espinosa, Husos o Pedro Pitarch, todos formados durante las sucesivas crisis económicas. El “dibujarlo todo”, con todo lujo de detalles, con una precisión y un cariño extremos, responde, al menos para mí, a una profesión que parece decirnos: “la época de los grandes encargos ha terminado. Os tendréis que conformar con arquitectura de pequeña escala y de ambiciones reducidas”. La intensidad en la representación es un “no:  tal vez haremos cosas minúsculas, pero serán ambiciosas”. El dibujo saturado es una manera de expresar esta pulsión por desarrollarse profesionalmente en un contexto adverso. La exuberancia en la representación parte de la idea de que no existe proyecto pequeño, de la importancia de cualquier encargo independientemente de la superficie, del número de usuarios, de su uso o de su presupuesto.